El cáncer de piel —crecimiento anormal de las células de la piel— se suele desarrollar en la piel expuesta al sol. Sin embargo, esta forma frecuente de cáncer también puede presentarse en zonas que normalmente no reciben luz solar.
Existen tres tipos principales de cáncer de piel: carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular y melanoma.
Puedes reducir el riesgo de padecer cáncer de piel limitando o evitando la exposición a la radiación ultravioleta (UV). Revisar la piel regularmente para detectar cambios sospechosos puede ayudar a descubrir el cáncer en sus etapas iniciales. La detección temprana te brinda la mayor probabilidad de éxito en el tratamiento.
Tipos:
Cáncer de piel no melanoma
Carcinoma de células basales
Carcinoma epidermoide de la piel
Melanoma
Causas del cáncer de piel:
La luz ultravioleta: gran parte del daño al ADN en las células de la piel es consecuencia de la radiación UV del sol y de las camas solares.
Otros factores: exposición a sustancias tóxicas o afecciones que debiliten el sistema inmunitario.
Prevención: La mayoría de los tipos de cáncer de piel se pueden prevenir. Evita el sol entre las 10 a. m. y las 4 p. m., cuando los rayos son más intensos. Usa protector solar de amplio espectro con FPS ≥ 50, reaplícalo cada dos horas o tras nadar o sudar. Complementa la protección con ropa oscura y de tejido ajustado, un sombrero de ala ancha y gafas de sol que bloqueen UVA y UVB. Evita las camas solares y ten cuidado con medicamentos fotosensibilizantes.
Autoexamen: Controla tu piel regularmente e informa cualquier cambio a tu médico. Con espejos, revisa rostro, cuello, orejas, cuero cabelludo, tórax, tronco, brazos, manos, piernas, pies, espacios entre dedos, zona genital y entre los glúteos.