En cuanto a las secuelas de acné, tenemos las cicatrices atróficas, en picahielo, hipertróficas y manchas postinflamatorias. Para estas complicaciones de la piel contamos con la más alta tecnología láser.
El tratamiento consiste en crear miles de microperforaciones en la piel tratada, las cuales fungen como canales térmicos microscópicos que inician el proceso de cicatrización. El tejido intacto alrededor de estos puntos estimula y acelera la reparación, produciendo nuevas fibras de colágeno y elastina y reduciendo la disminución de manchas por fotodaño.
Este láser favorece la eliminación de imperfecciones en pieles propensas a acné, está indicado en el tratamiento del acné tipo I y tipo II y actúa a nivel epidérmico, funcionando como bactericida y estimulante del fibroblasto.